Vino y Arte: Una exquisita relación con siglos de historia

La nueva tendencia post pandemia en Europa es pintar una obra de arte mientras se degusta un buen vino, en locales especiales y con reducida cantidad de participantes.

Pocas parejas han conservado durante la historia, tan perfecta armonía como la del arte y el vino.

Bebida mística, que hasta fue considerada de origen divino,  se utiliza en importantes ritos religiosos cristianos y hasta simboliza la sangre de Cristo. Jesús usó la viña para referirse al pueblo de Dios y varias de sus parábolas hablan de la vid, los sarmientos y los racimos de uva. Sin mencionar que el primer milagro que hizo fue convertir los toneles de agua en vino en Las Bodas de Caná, para ayudar a la joven pareja de esposos a pedido de su madre,  la Virgen María.

La mitología dice que el vino surgió en Persia, 4000 años antes de Cristo, cuando un ave dejó caer unas semillas a los pies de Djemchid, rey considerado casi un dios del lugar. Las semillas fueron plantadas y de allí surgió una planta cuyo fruto se recolectó y guardó en una vaseja, en un lugar oculto. Una de las esposas del rey, buscando suicidarse por celos, encontró la vasija, en la que las uvas fermentadas se habían convirtido en una bebida violácea oscura. Creyendo que era un veneno la bebió y no sólo no murió, sino que , embriagadda, comunicó su descubrimiento  al rey.

Para los egipcios fue Osiris quien enseñó a los hombres el cultivo de la vida  y para los griegos, Dioniso (Baco  para los romanos) quien descubrió la vitivinicultura y la extendió por toda Asia.  La leyenda dice que al morir Ampelo, el amor de Dioniso, surgió de su cuerpo una rama de vid cn sus frutos. Dioniso apretó las uvas con sus manos y obtuvo así una bebida dulce que consoló sus tristeza. Actualmente se denomina Ampelografía a la ciencia que estudia las variedades de la vid y sus características.

En la mitología romana, Baco, dios representante del exceso y el desemfreno, dio origen a las fiestas bacanales, donde el vino era el principal protagonista y de allí deriva el término de nuestro lunfardo Bacán, para referirse a alguien que disfruta de los placeres de la vida.

Si bien se consideraba una bebida reservada solamente para la aristocracia, en la Edad Media  los monjes se especializaron en sus cultivo y poco a poco fue llegando hasta el pueblo, debido a su importante valor calórico y sus efectos energizantes que eran uno de los pocos placeres que tenían los más pobres. 

El papa Julio II le encargó a Miguel Angel la pintura de los frescos de la Bóveda de la  Capilla Sixtina con diversos momentos del Antiguo Testamento, y uno fue, precisamente, la embriaguez de Noé. En la Biblia se cuenta que luego del Diluvio, Noé llegó a tierra firme y plantó una vid. Una vez cosechados los frutos, elaboró el vino y se embriagó., siendo descubierto por sus hijos dormido y desnudo.

 

El fresco de la Capilla Sixtina simboliza la debilidad de los hombres, que pese a ser salvados por Dios vuelven a sucumbir a los placeres mundanos y muestra los dos momentos: la plantación de la viña y la embriaguez de Noé.

 

 

 

Después de la Edad Media, en el Renacimiento y la Edad Moderna se reavivará la figura de Dioniso o Baco, el vino no será solamente dedicado a oficios sacramentales y amenizará las comidas familiares y las fiestas entre amigos. Compañero de artistas solitarios, cómplice de brindis entre amantes, Goya, Renoir, Van Goeh, Tizano, han incluído al vino en sus pinturas.

 

 

 

 

 

 

Los viñedos de Vincent Van Gogh son hermosos retratos del cultivo de la vid.Y hasta Picasso lo incluyó en sus obras

El vino es una de las pocas bebidas presentes desde hace siglos en los cinco continentes. La vid tiene una enorme capacidad de adaptación: puede crecer a diferentes alturas, suelos y climas y requeriere poca agua.  Esa adaptación a diversas condiciones de cultivo ha  originado toda clase de variedades, para satisfacción de quienes disfrutan o comercializan la bebida que obtienen de sus frutos.

Si bien surgió en Asia, es en Europa donde actualmente tiene mayor consumo y elaboracióbn, especialmente en Francia, donde los viñedos compiten en calidad y artesanía.  En Argentina  se cree que fue en 1551 cuando el presbítero Juan Cedrón plantó en Santiago del Estero las primeras cepas de uva moscatel, procedentes de España y llevadas a Chile por él mismo.  Las condiciones favorables y la versatibilidad de la vid la extendieron por muchas zonas de Argentina y actualmente son famosos los vinos de Mendoza, San Juan, Salta, La Rioja y Tucumán, a la altura de los españoles o franceses.

 

 

Luego de la pandemia se comenzó a desarrollar una nueva forma de esparcimiento en España, que rápidamente se extendió por varias ciudades europeas y ya llegó a la Argentina. Evitando las aglomeraciones y reuniones con mucha gente, la propuesta es una tarde de sábado o domingo asistir a locales en los que un profesor de arte ayuda al participante a realizar una pintura mientras bebe un buen vino y escucha música.

Es que, según el especialista Rubén Darío Osman, el vino nos llega por varios sentidos: la vista, por su color y su brillo; el olfato, por su aroma que ayuda a identificar su procedencia y antiguedad, el gusto, por lo que nos provoca al saborearlo. Todo eso combinado con música y con el agregado de la inspiración que la bebida nos provoca, colabora para ejecutar una obra de arte que tal vez no imaginábamos nunca que podríamos hacer.

Varias fincas de Argentina tiene muestras de Arte en sus bodegas, una tendencia también cada vez más fuerte y también las etiquetas de las botellas dicen mucho más que el nombre o los componentes. Su elaboración se encarga a verdaderos artistas, a tal punto que también ellas se exponen en las fincas. Milo Lockett fue el autor de las etiquetas de un vino espumante y dulce, destinado a jóvenes y Carlos Páez Villaró rindió culto al fuerte sol tucumano y la fría luna en su obra “Ciclos”, que plasma en las etiquetas de una reconocida bodega la influencia de esos astros sobre los viñedos.

En el 2009 se hizo una subasta con fines benéficos con etiquetas de una colección de Navarro Correas, realizadas por Jorge Macchi, Pablo Siquier, Guillermo Iuso, Carolina Antoniadis y Duilio Pierri. En el 2012 La Bodega del Fin del Mundo organizó la muestra Arte y Vino, con obras que se expusioron en simultáneo con el Museo de Bellas Artes de Neuquén. Fueron 30 barricas de roble intervenidas por renombrados artistas plásticos.

Todos llevamos un artista dentro nuestro y a veces el vino ayuda a despertarlo. Aliado de artistas, escritores y compositores, compañero de pobres y ricos, el vino perdurará, adaptándose no sólo a nuevos suelos, sino a nuevas sociedades.

El vino es una especie de poesía que se encuentra embotellada (Stevenson)

Si la penicilina cura a los enfermos, el jerez resucita a los muertos (Alexander Fleming)