El hambre infantil en Argentina: Un panorama desafiante para la niñez y la educación

Un informe de la UCA revela que el 32,2% de niños, niñas y adolescentes en Argentina se encuentran en emergencia alimentaria, mientras que la situación educativa también presenta preocupantes cifras de ausentismo y desigualdad en el acceso a la educación.

Un reciente informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) ha puesto de manifiesto la cruda realidad que enfrentan niños, niñas y adolescentes en Argentina, donde el hambre y la inseguridad alimentaria golpean con fuerza a una parte significativa de la población joven. Según los datos recopilados durante el primer trimestre de 2024, el 32,2% de los menores de 18 años no tienen acceso a alimentos suficientes y de calidad para cubrir sus necesidades nutricionales, mientras que el 13,9% ha experimentado situaciones de hambre en los últimos 12 meses.

 

El informe revela que la situación alimentaria se ve agravada por la dependencia de programas sociales, como la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentaria, donde el 42,6% de los niños asisten a comedores escolares y reciben cajas o bolsones de alimentos como forma de asistencia. Estas cifras reflejan la crítica situación en la que se encuentran numerosos hogares que luchan por garantizar una alimentación adecuada para sus hijos.

En el ámbito educativo, el panorama también presenta desafíos significativos. El informe destaca que una parte importante de la población infantil y juvenil enfrenta dificultades para acceder a la educación formal, con cifras alarmantes de ausentismo y sobreedad en la escolarización. Además, se observa una marcada disparidad en la asistencia a instituciones educativas públicas y privadas, lo que refleja las inequidades en el sistema educativo del país.

 

A pesar de estas preocupantes cifras, el informe también destaca un aspecto positivo en relación a la mortalidad infantil, que ha mostrado mejoras significativas en los últimos años. Sin embargo, estas mejoras no pueden opacar la realidad de un país donde tener empleo ya no garantiza escapar de la pobreza. La precariedad laboral, el subempleo y las desigualdades en la estructura productiva contribuyen a que un porcentaje considerable de la población activa resida en hogares pobres.

 

La aceleración de la inflación ha exacerbado los índices de pobreza e indigencia en Argentina, con un aumento del 55,5% en la pobreza y del 17,5% en la indigencia durante el primer trimestre de 2024. Estas cifras reflejan la cruda realidad de casi 25 millones de personas en situación de pobreza y 7,8 millones en extrema pobreza o indigencia en el país.

 

En medio de este panorama desafiante, la lucha contra el hambre infantil y la desigualdad en el acceso a la educación se posiciona como una prioridad urgente para garantizar un futuro digno y equitativo para la niñez y la juventud en Argentina.

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