El peronismo de Santa Fe se amotinó contra el pacto Traferri-Rossi para controlar el PJ

 El peronismo de Santa Fe arrastra una crisis de liderazgo desde hace años y sus decisiones se toman en mesas chicas y han acumulado un récord de derrotas sucesivas en la provincia. En la década de los 90 existió la “cooperativa”, el buró del PJ comandado por Luis Rubeo (padre y después el hijo) que definían los destinos del partido. Algo parecido se construyó con el pacto entre Agustín Rossi y Armando Traferri.

Esa alianza le puso la firma a la candidatura en Rosario de Juan Monteverde y a la de Caren Tepp en la lista de diputados nacionales. La derrota de octubre y haber desplazado de la lista a sectores aliados puso en crisis la conducción y la toma de decisiones en el partido.

En la reunión de la semana pasada, los representantes del sector de Perotti, de Lewandowski, del Movimiento Evita y de La Campora coincidieron en el reclamo de ampliar los mecanismos de toma de decisiones. Las críticas recayeron sobre el presidente del PJ, Guillermo Cornaglia, un ex senador muy cercano a Traferri pero trascienden a los nombres y apuntan al esquema de poder que selló Rossi con el senador de San Lorenzo.

“Cuando el Partido pierde prácticas participativas y renuncia a la renovación, se aleja de la sociedad y deja de representar a amplios sectores”, sostuvo Juan Manuel Pusineri, el representante de Hacemos, la agrupación que lidera el ex gobernador Omar Perotti.

 La delegada del espacio de Marcelo Lewandowski, la metalúrgica Silvana Teisa, también hizo sus cuestionamientos “a las decisiones a dedo que tomó la conducción”, explicaron a LPO. Por su parte, el Movimiento Evita recibió el apoyo de sectores internos del peronismo luego de que Ciudad Futura lo desplace a Eduardo Toniolli de la lista para garantizarle el segundo lugar a Agustín Rossi.  

La acumulación de derrotas y la caída estrepitosa en octubre ante La Libertad Avanza terminó de detonar la mesa de conducción del peronismo provincial mientras que Traferri y Rossi sufren sus propios desgastes.

 Los representantes del sector de Perotti, de Lewandowski, del Movimiento Evita y de La Campora coincidieron en el reclamo de ampliar los mecanismos de toma de decisiones. Las críticas recayeron sobre el presidente del PJ, Guillermo Cornaglia, un ex senador muy cercano a Traferri 

El senador de San Lorenzo perdió un aliado estratégico del poder santafesino, el juez de la Corte Suprema provincial, Rafael Gutiérrez, que dejará su lugar en noviembre próximo luego que el gobernador Maximiliano Pullaro acelerase la renovación del Máximo Tribunal.

Según fuentes del PJ que hablaron con LPO, Traferri se comprometió con el gobernador Pullaro a interceder con Gutiérrez para convencerlo de adelantar su retiro y evitar el decreto para separarlo por superar el límite de los 75 años. Las gestiones del senador no llegaron a buen puerto y tuvo que meterse Pullaro para apurar los trámites.

A su vez, Traferri hizo tratativas para quedarse con un puesto de la Corte Suprema promoviendo a la ex jueza y ex vicegobernadora Alejandra Rodenas pero el acuerdo con Pullaro se trababa por el veto del socialismo y un sector del peronismo.

Luis Rubeo, supo manejar los destinos del PJ durante años

En este contexto, sectores del peronismo coincidieron en demandarle a las autoridades partidarias, donde prevalece el acuerdo Traferri-Rossi, un mecanismo de discusión más amplio. Lo curioso es que en esa posición coincidieron desde Omar Perotti, los de Lewandowski, el Evita y La Cámpora.

En el kirchnerismo además quedaron expuestas algunas diferencias. El ex líder de La Cámpora, Marcos Cleri dijo que Traferri era un perseguido político. Nadie levantó el guante. “Que lo proponga para el Nobel de la Paz como a Corina Machado”, se burló un integrante de la mesa.

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