Se bajó de un avión que luego estalló en el aire

El recuerdo de un hombre que se salvó casi de milagro de una tragedia. Le pidieron cambiar de vuelo a minutos del despegue.

Actualmente y gracias a la tecnología no es muy común escuchar de catástrofes aéreas con frecuencia, pero Diego Bermúdez siempre recordará como una decisión de último minuto le cambió la vida por completo aquel 27 de noviembre de 1989  cuando se bajó del avión al que estaba por abordar, una decisión que definitivamente fue un verdadero golpe de suerte.

Para ese día Diego no tenía un vuelo asignado, pero le tocaba estar pendiente. La única forma de enterarse si le habían asignado viajar era llamando a su casa. Ese domingo, 26 de noviembre, su mamá le dijo brevemente por teléfono que no se trasnochara, que ya había pasado el joven de la moto con la información. Tendría que estar en el vuelo de 7 de la mañana de Bogotá a Cali, y de ahí hasta Pasto. Lo demás, lo sabido. Lo hicieron cambiarse de avión a último momento.

Minutos más tarde los colombianos vieron caer fuego del cielo. Los reportes no tardaron en llegar a las emisoras radiales: un avión había explotado en el aire. Después de unos minutos de confusión, comenzaron a leer los nombres de los 107 ocupantes, todos muertos.

El atentado al avión de Avianca, uno de los peores crímenes del narcotráfico. El objetivo tras ese magnicidio era quitar del camino a quien recibiera las banderas de Galán, que fue su jefe de campaña: César Gaviria Trujillo. Según la información del cartel de Medellín, Gaviria viajaría a Cali en el vuelo 203 de Avianca. En ese avión HK 1803.

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