El triunfo de Lula y lo que viene para la región

Río Noticias inaugura una nueva columna de economía y política internacional de la mano del especialista Ignacio Trucco.

Por Ignacio Trucco *

Sin menospreciar otros aspectos de la realidad social, cultural y política, uno no puede dejar de observar que la polarización en Brasil, así como en el resto de América Latina e incluso en la mayor parte de los países occidentales, está ligada, en términos políticos, a cuestiones de orden económico.

En nuestra región, después de la expansión que tuvo el continente entre 2002 y 2012, en los procesos electorales, había muchísimo consenso en torno a las mismas figuras que hoy generan tanto disenso.

Y, a partir de 2012, América Latina entra en una situación un poco más apretada, en función de sus términos de intercambio. Es decir, el precio de los productos que se exportan frente al precio de los productos que se importan se estancó. Eso hizo que se detenga el crecimiento económico y nos puso en un periodo de estancamiento relativamente importante hasta el 2017,2018 ó 2019, dependiendo del país. Y recién en el 2020, con la salida de la pandemia y el aumento de los precios de los commodities a nivel internacional, la situación parecería poder llegar a revertirse, lo cual está, por supuesto, por verse y confirmarse a futuro.

Pero ese periodo de estancamiento exacerbó las tensiones internas. Tensiones que existen en toda sociedad y que generaron condiciones favorables para el desarrollo de posiciones políticas extremas.

“La llegada de Lula al poder, nuevamente, tiene todos los atributos de una vuelta de página”

De modo tal que, la llegada de Lula al poder, nuevamente, tiene todos los atributos de una vuelta de página, en un contexto en donde, probablemente, las condiciones externas económicas de América Latina mejoren. Esto implica la necesidad que enfrenta el gobierno de Lula de volver a componer los lazos internos de Brasil, de cara a poder afrontar un proceso, eventualmente, de mejores condiciones internacionales y aprovecharlos para reconstruir los puentes que se rompieron en esta última década.

El “coletazo” regional

Todo esto tiene, además, un elemento muy fuerte a nivel de América latina, porque los cambios que se dan a nivel mundial, desde la llegada de China, India y todo el sudeste asiático a la economía mundial,  a los procesos de consumo masivos han reorganizado también los flujos de capital y comercio a nivel mundial, y ponen a América Latina ante una necesidad prácticamente ineludible de integración económica.

Brasil es nuestro principal socio comercial, y eso se va a notar en el desarrollo de los próximos años, cada vez con mayor intensidad, en una serie de sectores importantes, con la participación notable de la exportación e importación de manufacturas de origen industrial. No solamente en lo que respecta al complejo automotor, que es uno de los sectores más relevantes, sino en otros sectores también. 

Esa integración latinoamericana va a depender, no tanto, de aspectos ideológicos que, por supuesto, tendrán su importancia y su relevancia, sino fundamentalmente de un esfuerzo en el desarrollo de infraestructura, que tiene un criterio de análisis: la conexión este – oeste desde el espacio latinoamericano, en particular, suramericano, en un continente que estuvo acostumbrado a mirar a las costas y dar la espalda hacia su interior. 

Esta cuestión, en términos de mediano plazo, que podríamos definir como de mejora en las condiciones internacionales, a través de los precios y una necesidad de integración latinoamericana mediante la infraestructura, para poder articularse en los nuevos flujos de comercio y capitales a nivel internacional, con el ascenso de Asia, son perspectivas que hay que tener en cuenta y que pueden ser leídas como el marco general del punto de inflexión que implica la elección de Lula en Brasil.

 

 * Ignacio Trucco es doctor en Economía, docente e investigador en el CONICET, UNL y UNER.

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