Crisis en el Conicet Santa Fe: ya son 42 los científicos que dejaron el organismo en poco más de un año
El ajuste económico y la falta de financiamiento ya impactan directamente en el sistema científico argentino. En Santa Fe, el Conicet perdió 42 profesionales en poco más de un año.
Rubén Spies, director del Conicet Santa Fe, describió un panorama alarmante: desde principios de 2024, el organismo perdió 42 trabajadores entre renuncias y jubilaciones. Pero el dato más preocupante no es solo la pérdida en sí, sino la imposibilidad de reemplazo. “El ingreso a la carrera del investigador científico está totalmente cerrado”, advirtió.
El Centro Científico Tecnológico (CCT) Conicet Santa Fe coordina 20 institutos en las provincias de Santa Fe y Entre Ríos y cuenta con más de mil trabajadores. Sin embargo, desde el inicio de la actual gestión nacional, las salidas de personal no se detienen. Solo en lo que va de 2025 ya se registraron 15 desvinculaciones; en 2024, fueron 27.
A esto se suman más de 850 aspirantes a ingresar a la carrera de investigador que, tras superar las evaluaciones, no obtuvieron ninguna respuesta ni certeza sobre su situación.
“El problema no es solo salarial, aunque desde diciembre de 2023 perdimos cerca del 40% del poder adquisitivo”, explicó Spies. La falta de financiamiento para proyectos y la imposibilidad de adquirir insumos y equipamiento agravan aún más el escenario. “Hay áreas donde directamente no se puede investigar. Sin materiales, sin recursos, no hay ciencia posible”, sentenció.
Spies también alertó sobre una “diáspora” silenciosa de investigadores, especialmente jóvenes, que buscan oportunidades fuera del país. “Formar un científico de primer nivel lleva años y lo paga la sociedad argentina. Exportar ese conocimiento a países desarrollados sin ningún retorno es una pérdida incalculable”, remarcó.
Para ilustrar el impacto, comparó la situación con una obra pública paralizada: el deterioro no siempre se percibe de inmediato, pero el daño estructural es profundo y su recuperación, lenta y costosa. “Esto es una verdadera pena. Lo que se está perdiendo no es recuperable en el corto plazo. Hay una inercia en el sistema científico que, una vez rota, no se recompone fácilmente”, concluyó.
Mientras el país forma profesionales altamente calificados con esfuerzo colectivo, las condiciones actuales los empujan a buscar otros horizontes. El costo del desmantelamiento del sistema científico no se mide solo en números: se mide en conocimiento perdido, en futuro hipotecado.