Una botella, mucho amor

En el día mundial del reciclaje, destacamos una propuesta muy saludable, que podés encontrar en Santa Fe.

Las botellas de amor son una movida que llegó a nuestro país desde Colombia, con la intención de concientizar sobre el uso de plásticos y sus consecuencias en el medioambiente.  Al poco tiempo, las repercusiones dieron con el desarrollo de la actividad en Argentina y ya son varias las ciudades que se sumaron como punto de acopio. La buena noticia es que Santa Fe y Rosario son ciudades muy activas en este proyecto. Si aún no sabés cómo colaborar, acá te lo vamos a contar.

La idea es simple pero muy poderosa: elegís una botella de plástico vacía y la rellenás de otros desechos del mismo material, de manera compacta, y la cerrás. Con esto, a través de un proceso de compactado, hay empresas que las convierten en “madera plástica”. Se pueden hacer muebles de todo tipo.

Los centros de acopio se encargan de recibir la botella de amor que la gente acerca. Luego, los diferentes emprendimientos que se ocupan del proceso de reciclaje pasan a recolectarlas. Por novedoso que parezca, los santafesinos se engancharon con la propuesta. Hace un año que Eco Store es uno de los centros de acopio de estas “ecobotellas” y ya recibió miles. Quienes las utilizan también suelen tener perfiles solidarios. Además de emprendedores que hacen muebles de esta novedosa madera plástica, hay profesionales que van más allá. Dice el dueño de Eco Store que hace un tiempo pasaron por el centro de acopio dos arquitectas que están construyendo una casa para una mujer que vive en una zona precaria.

La botella de amor es parte de una filosofía emergente en gran parte de las nuevas generaciones y responde a una preocupación ambiental global. El planeta parece dar alertas constantes de que las distopías más apocalípticas pensadas por la literatura y el cine ya están a la vuelta de la esquina. El mundo clama piedad, y pareciera que los más jóvenes son quienes mejor comprenden ese mensaje. El amor sí tiene forma de plástico, porque en cada botella llena de plástico se refleja el acto “amoroso” de una parte de la humanidad que quiere y cree en un mundo más limpio.

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