Astrofotografía: la apasionante tarea de fotografiar el cielo

Entrevista a Ariel Maderna, astrofotógrafo santafesino, quien nos cuenta detalles de esta maravillosa actividad.

Ariel Maderna empezó  a hacer astrofotografía espontáneamente, hace 7 años, cuando comenzó a sacar fotos de la Vía Láctea. Unió así sus dos pasiones: la Astronomía y la Fotografía. Casualmente vio una foto de cielo nocturno de un astrofotógrafo de la ciudad de Rafaela, Eduardo Schaberger, y decidió comunicarse con él. Así, preguntando, investigando, comenzaron sus primeros pasos en este apasionante hobby.

“Lo ideal para este hobby es saber lo básico (y un poco más) de fotografía: uso de la luz, modelos, lugares,  manejo de disparadores, accesorios. Todo eso se aprende con fotografía y luego se lleva a la Astrofotografía, que es lo mismo nada más que se desarrolla en un ámbito nocturno. Y la vedette son las estrellas. La astrofotografía siempre la desarrollé en forma amateur, no he hecho ningún curso. Leyendo, preguntando, aprendiendo de otros. Hay muchas personas que te explican, se toman el tiempo para explicar y yo trato de hacer lo mismo porque yo aprendí de esa  manera. Acá no hay una carrera de Astrofotografía, asi que en Argentina la mayoría de la gente que da cursos son aficionados como yo y que han ido aprendiendo con otros, como yo”.

            

Ariel reconoce que los equipos que se utilizan son bastante costosos. “Montando la cámara sobre un trípode con un motor  de seguimiento y un telescopio se pueden hacer fotos de nebulosas y cúmulos , fotos de galaxias. Esto está dentro de lo que son fotografías de espacio profundo. También se hacen fotografías planetarias, lunares, solares (como hace Eduardo) y para ellas se necesitan equipos muy caros. A mí me llevó varios años comprarme los equipos. Todo es muy caro. A mediados del 2015  empecé a comprar : primero un trípode más robusto, una montura Skywatcher y un telescopio de la marca LongPerng que es para astrofotografía. En la casa de Eduardo nos reuníamos para hablar de astronomía y fotografía. Lo compré usado a uno de mis compañeros de esas reuniones . Lo uso para hacer fotografías lunares, junto con mi cámara. Ahora uso una cámara Sony Alfa 6000 para alguna foto planetaria, y para paisajes en  lugares alejados de la ciudad  con baja contaminación lumínica, me llevo mi cámara Nikon D 850 réflex y un trípode”.

  

Ariel explica que también es necesario tener conocimientos elementales de Astronomía.Hay que saber a qué se le va a sacar y en qué momento.  No en  todo momento del año están disponibles las mismas condiciones de luz y de cielo.

 

Por ejemplo, si a uno le gusta hacer fotos de la Vía Lácteano está visible en todo el  año y a toda hora

El centro galáctico de la Vía Láctea es visible mayormente entre los meses de mayo y octubre . Si uno quiere hacer paisajes e integrar la Vía Láctea, lo va a tener que hacer en esos meses y a temprana hora del día, entre las 20 y 21 horas, porque a la madrugada no se ve el centro galáctico.  En verano también tenemos un buen brazo del espiral de la via láctea, pero es un brazo más delgado . Es lindo pero no tan visible como el centro galáctico. También hay posiciones de la Vía Láctea que se dan en ciertos días del año y a ciertas horas. Hay que buscar la información, que está en Internet y también hay aplicaciones que usan los astrofotógrafos que le dan la posición de los astros, los planetas, la Vía Láctea.

En el campo, lejos de la ciudad se consiguen mejores fotos, sin contaminación lumínica.  Así que requiere toda una planificación. Hay que llevar equipos, abrigo (porque se desarrolla mucho en invierno, cuando se puede ver el centro galáctico). Hay que tener buenos equipos de abrigo y de calzado y lo necesario para tapar las cámaras y los telescopios para protegerlos del rocío en verano y las heladas en invierno. Hay que llevar montura ecuatorial, para seguir las estrellas. Lo ideal es trabajar con una cámara con un lente de gran angular. de 14 o 16 mm de entrada focal, muy luminoso. Cuanto más luminoso sea, se gana en tiempo  y las estrellas no salen movidas lo que hace perder calidad en las fotos.

El apilado es tomar muchas fotos en un mismo lugar y superponerlas, para mejorar el brillo y el ruido de la imagen.  Las cámaras infrarrojas son muy necesarias. Las estrellas emiten luz en todos los espectros de colores, lo que pasa es que nuestra visión es muy limitada  y solamente capta  una fracción de ese espectro; no capta ni el infrarojo ni el ultravioleta, así que . con las cámaras de full espectrum se puede captar todo  y salen los colores más reales de estos astros, cúmulos y nebulosas.

Después de toner las fotografías “en crudo” se baja el material en la computadora y se comienza la otra parte que es la edición. Para eso hay que hacer cursos.

Se mejora la luz, se acomoda lo que es la curva de luz y se eliminan ruidos ( los pixeles que salen quemados en las fotos). Hay que pasarlas a JPG y al hacerlo hay que manipularlas y allí ya se pierde información. Lo que pasa es que es necesario hacerlo porque una foto en crudo  tiene mucho peso. Un archivo Raw crudo puede pesar entre 40 y 60 megas (una foto). Y si uno hace un apilado de la Via Láctea, 100 fotos son aproximadamente 6 gigas. Son muy pesados y no se pueden compartir.”

Lo mejor de la Astrofotografía, para Ariel, son las personas que le permitió conocer.

“A través de la astrofotografía conocí mucha gente, me empecé a interesar por los eclipses. Tuve mi primer eclipse en el 2017, que fue parcial en Santa Fe. Le tomé algunas fotos. En el 2019 me contacté con un grupo ruso  que venía a nuestro país para un eclipse que se vería el 2 de julio en el centro de Argentina y la 4ta región de Chile,  en la zona de La Serena. Me invitaron para ir con ellos y los acompañé. Nos encontramos en Santiago de Chile y nos fuimos a La Serena. Ese fue mi primer eclipse total de sol. Llevé una cámara ,el telescopio, una montura, el trípode. Fue mi primer experiencia con gente de otros países. Yo iba con los rusos pero había gente de todo el mundo: norteamericanos, canadienses,  franceses. Habían venido de todo el mundo para ver ese eclipse a la zona de la Serena, en Vicuña, un pueblito que está a la altura de San Juan del otro lado de la cordillera. Fue el mejor eclipse de sol que vi porque estaba despejado, fue a las tres de la tarde y al año siguiente el mismo grupo me  invitó a ver el eclipse de sol que se iba a poder ver en el sur de Argentina. Ellos no pudieron venir por la Pandemia pero yo fui con dos amigos de Córdoba . Nos fuimos a Las Grutas, desde la zona de Valcheta. Pero fue diferente porque estaba nublado y no fue como el del 2019 pero también lo disfrutamos, lo vimos entre las nubes y yo pude sacar muchas fotos. Esa es otra parte linda: hay mucha gente en el mundo que viaja cazando eclipses. 

 

A fin de este año, el 4 de diciembre, hay un eclipse total que se va a ver desde la Antártida, desde la Base Belgrano. Lamentablemente por logística y economía no puedo ir a verlo. Desde Usuhaia se va a ver parcial, va a estar muy bajo del horizonte. Hay gente que va a viajar a la Base Belgrano (Antártida) para verlo. Muchos extranjeros  lo van a ver desde un avión. Van a tomar un avión desde Punta Arenas, en Chile y se van a ir hasta la franja de la totalidad del eclipse, muy cerca de la Antártida y de allí lo van a ver, desde el avión. Va a durar aproximadamente un minuto y medio. Van a hacer un vuelo de dos horas para ver un eclipse de un minuto y medio. Y eso es fantástico. Para algunos tal  vez no parezca interesante pero para mi sería increíble.  Estar volando  en un avión de pasajeros viendo el eclipse por la ventanilla. De hecho, este grupo ruso ya lo ha hecho varias veces. Los cazadores de eclipses están dentro del grupo de los que les gusta la Astrofotografía”.

 

 

 

Una apasionante tarea que le ha dado gratificaciones, momentos únicos y a nosotros nos permite disfrutar de esas espectaculares fotografías. Algo tan maravilloso como el universo que nos rodea.

 

 

 

 

Noticias relacionadas