Por qué no conviene comer alimentos transgénicos

Si bien algunos los defienden como solución contra el hambre, es necesario analizar a conciencia sus consecuencias a largo plazo.

Los alimentos transgénicos, también conocidos como organismos genéticamente modificados (OGM), han sido objeto de controversia durante décadas. Estos alimentos son producidos a través de técnicas de ingeniería genética que permiten la inserción de genes de una especie a otra para producir características específicas en el cultivo.

Aunque algunos defienden los alimentos transgénicos como una solución para combatir el hambre mundial y mejorar la producción agrícola, otros argumentan que los efectos a largo plazo de estos alimentos son desconocidos y potencialmente peligrosos para la salud humana y el ambiente.

Además, también hay preocupaciones éticas y de propiedad intelectual en torno a la comercialización y la propiedad de los genes y cultivos transgénicos. Algunos argumentan que las empresas de biotecnología controlan demasiado la producción de alimentos y que los agricultores que utilizan cultivos transgénicos pueden ser forzados a comprar semillas patentadas y productos químicos específicos.

¿Cuáles son?

Estos son solo algunos de los alimentos transgénicos más comunes de encontrar:

  • Jarabe de maíz, utilizado como edulcorante en muchos alimentos y bebidas.
  • Almidón de maíz utilizado en sopas y salsas.
  • Aceites de soja, maíz y canola usados en productos para refrigerios, pan, aderezos para ensalada y mayonesa.
  • Azúcar de remolacha.
  • Alimentos para ganado.
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