El Feminismo de Las Villeras en Cuarentena

Sin rondas presenciales ni encuentros virtuales

Alegre María Laura de Barrio Santa Rosa de Lima

 

Mi feminismo nace desde los barrios populares, lo fui construyendo con otras como yo, “mujeres con las mismas problemáticas o algunas que son similares a las mías pero siempre me encuentro identificada”.

Los encuentros con ellas ya no eran solo en la casa de una y luego en la casa de otra o con mujeres de cercanías de mi hogar, sino que eran encuentros cada vez mas masivos y en distintos lugares del país, con mujeres que a pesar de vivir en otra provincia padecian lo mismo que padecí o estaba padeciendo en ese momento. Fue ahi al lado de cada una de ellas en grandes rondas con miles de voces protagonistas que me hacia una pregunta que hoy vuelve a mi mente en esta situación de pandemia… ¿Qué pasaría si no hubiera ronda?.

Estaba acostumbrada a verlas y abrazarlas, a estar siempre juntas compartiendo todo hasta el tiempo donde nos escuchábamos e íbamos sanando, pero llego a nuestro país el coronovirus y todos esos procesos se frenaron. Los procesos de las villeras se interrumpieron porque dos de las cosas a las cuales no accedemos son a “Internet y a la formación digital”, si bien yo si pude ir aprendiendo y a algunas compañeras les fui compartiendo mi sabiduría en el mundo digital no llegue a mostrarles a todas, es mas no creo que pueda una sola persona enseñar a tantas mujeres que no acceden a Internet ni saben manejar lo digital, tendría que existir formadores y formadoras digitales para que puedan llegar a tantas mujeres de diferentes edades que tienen mucho de su feminismo para compartir con otros y otras pero “ni en Zoom, ni en Google Meet, ni en vivos en ninguna plataforma digital” vemos a las feministas villeras, tampoco las veo en las noticias comunicando sus realidades, lo empoderadas que se sienten por lograr liberarse de la opresión que tenían en varios de los espacios que ocupaban y fueron transformandolos en un lugar habitable para ellas.

Afrontaron situaciones realmente extremas como la violencia tanto física, verbal o psicológica no solo en sus hogares sino en muchos otros espacios a los que asistían.

Esa pregunta que me hice en aquel momento rodeada de mujeres como yo me la intento responder hoy sola en mi habitación, mientras recuerdo lo vivido con ellas, mientras me preocupa el no saber como están y si son escuchadas, mientras me invade la esperanza y la nostalgia.

Así pasamos la cuarentena las feministas villeras deseando volver a vernos y que con un abrazo intenso entre miradas cómplices podamos sentirnos acompañadas, porque desde que comenzó la cuarentena no hay ni rondas presenciales ni encuentros virtuales sino mujeres en casa incomunicadas digitalmente y resistiendo no solo al coronavirus sino al machismo que se potencia y se presenta sin barbijo.

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