Un análisis del Boom del Monotributismo

Ignacio Trucco y la mirada especializada sobre un impactante número que se conoció en estos días: Más de un tercio de la economía argentina se sostiene por los monotributistas.

En octubre del año 2022 se publicaron los resultados provisorios del censo económico referidos a 2020 y 2021. Estos resultados son sumamente relevantes en el inicio de un proceso de investigación y de conocimiento más detallado de análisis de la estructura económica argentina y sus rasgos principales.

Se pueden distinguir en estos resultados provisorios qué cantidad de ocupaciones están organizadas en empresas, organizaciones sin fines de lucro, monotributistas y cuentapropistas, y el empleo asociado que estas tienen.

Las primeras constituyen las unidades económicas productoras de riqueza, y cada una de ellas tiene gente asociada. La forma clásica del imaginario colectivo es un empresario contratando a trabajadores. Esa unidad legal que podríamos llamar la empresa ha evolucionado y adquirió en el fordismo su forma más acabada: la empresa formalmente organizada, con un alto componente de coordinación institucional, protegida por el sindicato y el estado.

Esa modalidad de empleo, que en la segunda mitad del siglo veinte alcanzó su forma más desarrollada, cambió significativamente a partir de la década del setenta, en un proceso de liberalización y financiarización de la economía mundial. Sobre todo en el mundo occidental y con particular intensidad en los países subdesarrollados, dando lugar a un crecimiento muy fuerte de modalidades de ocupación que no están reguladas bajo esta estructura que recién detallábamos. Por el contrario, se encuentran liberalizadas, atomizadas bajo las formas de contratos precarios.

Es el boom de los que podríamos llamar economía del monotributismo o el cuentapropismo. Algunos datos nos permiten observar cómo esta economía podría estar representada en torno al 34% de las ocupaciones, si tenemos en cuenta a los monotributistas,  cuentapropistas o el empleo asociado a estas unidades económicas.

Ese 34 % da cuenta de que un tercio de la economía escapa a los mecanismos formales clásicos. Eso no quiere decir que se trate siempre de condiciones precarias en el mercado de trabajo. Pues allí se encuentran profesionales, por ejemplo, con altos ingresos. Estos  tienen una protección, propia de las corporaciones profesionales. Pero es evidente que este proceso de liberalización y flexibilización de las relaciones económicas laborales ha generado un nuevo mundo. Un mundo creciente de relaciones económicas menos formalizadas y más desprotegidas.

Este rasgo de la economía capitalista post-fordista ha introducido un aspecto significativo en la vida económica de todas las personas, que podría figurarse como el retorno de la inseguridad, la inestabilidad, la incertidumbre.  Algo que parecía dejado atrás en la década del sesenta, cuando las relaciones formaes abarcaban la mayor parte del empleo existente y había pleno empleo en la economía.

En este mundo postfordista, neoliberal, financiero, no es tanto el desempleo el principal flagelo, sino precisamente el empleo bajo formas precarias, inciertas y de mayor riesgo.

Una enorme cantidad de literatura se ha escrito para hacer referencia a estos procesos de transformaciones sociales, económicas y laborales. Incluso, se llegó a hablar, directamente, de la sociedad del riesgo. 

“La intemperie del mundo actual”

Esta situación de cierto desamparo, de exposición a lo imprevisible, la posibilidad de quedar desempleado de un momento para el otro, de no tener ingresos, de no poder cubrir una canasta básica, etcétera, constituyen la intemperie del mundo actual. Y, al mismo tiempo, forman una fuente de inestabilidad, de movilización y transformación económica. Son procesos propios de las econoomías capitalistas que se han visto en todo su desarrollo.

Marx, en El Manifiesto Comunista, sostenía que, en el capitalismo, todo lo sólido se desvanece en el aire. Todo lo sagrado es profanado y los hombres se ven forzados a contemplar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas. Marx, en su momento, había visto cosas importantes, como esta capacidad del capitalismo de destruir las relaciones institucionales y humanas, que ponían límite a las relaciones mercantiles, cuando estas parecían llevárselo todo por delante. Sin embargo, probablemente, sobreestimó la capacidad humana de poder sobrellevar este proceso serenamente. Por el contrario, la más habitual suele ser la sensación del riesgo, de la incertidumbre, del desamparo, de la intemperie.

No obstante, debe decirse que toda sociedad es dinámica. Estos procesos generan contra-procesos y nuevas formas de solidaridad social que van dando lugar a procesos económicos con sus propios patrones de contención de la vida humana. De lo contrario, como decía Karl Polanyi, el vínculo social primario básico de la comunidad humana se disloca y la sociedad entra en crisis. Precisamente, desde el seno mismo de este mundo de incertidumbre de las relaciones económicas más brutales y menos protegidas es desde donde surgen los patrones, los rasgos de una nueva coordinación económica que vuelva a restaurar el hábitat de las comunidades humanas

 

 

* Ignacio Trucco es doctor en Economía, docente e investigador en el CONICET, UNL y UNER.

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