A dos años de su desaparición, se renuevan los reclamos por Mónica Aquino en Santa Fe

Familiares, amigos y organizaciones sociales marcharon para exigir su aparición con vida y justicia, denunciando el abandono de la investigación judicial.

Este lunes 5 de mayo se cumplieron dos años desde la desaparición de Mónica Stefania Aquino en Santa Fe, sin que hasta ahora se haya esclarecido su paradero. En ese marco, su familia, junto a organizaciones sociales y militantes por los derechos humanos, encabezó una jornada de actividades para exigir justicia y respuestas por parte del sistema judicial, al que acusan de haber abandonado la causa.

Desde temprano, a las 10 de la mañana, se concentraron frente a la sede de la Fiscalía, ubicada en General López 3302. Allí, la madre de Mónica, Mirta Machado, tomó la palabra para denunciar públicamente la falta de avances en la investigación: “Hoy hace dos años ya y no sabemos si sigue la búsqueda. Desde febrero no me informan nada. Lo único que sé es que supuestamente sigue, pero no tengo ninguna certeza. Se olvidaron de mi hija. Quiero que me comuniquen qué está pasando. Yo quiero justicia”, expresó con dolor.

Más tarde, a las 18, se inauguró un mural en su memoria en 27 de Febrero 2158, como forma de mantener viva su imagen y reforzar el pedido colectivo por su aparición con vida. Desde el momento de su desaparición, la familia de Mónica encabezó numerosas movilizaciones, que se multiplicaron con el tiempo y lograron visibilizar el caso, aunque aún sin respuestas efectivas de parte del Poder Judicial.

Una causa estancada y múltiples señales ignoradas

La causa judicial que investiga la desaparición de Mónica Aquino está paralizada y sin novedades significativas. La familia sostiene que los imputados son las últimas personas que la vieron con vida. “Nosotros pensamos que ellos saben dónde está”, aseguró su madre. Una de las pistas más firmes se desprende del análisis de cámaras de seguridad que muestran a Mónica regresando a su casa y, luego, subiendo a una moto con un hombre. Imágenes posteriores captadas en la zona de Varadero muestran una moto con dos ocupantes ingresando al lugar, pero, según la familia, nunca se registró su salida.

Tres personas están condenadas por la explotación sexual de Mónica Aquino: Hugo Pérez —su pareja—, su hermano Daniel Pérez y su madre, Rosa Aguirre. En diciembre de 2024, el tribunal integrado por los jueces Rosana Carrara, Susana Luna y Leandro Lazzarini condenó a Hugo Pérez a 15 años de prisión como autor del delito de promoción y explotación agravada de la prostitución ajena. Daniel Pérez y Rosa Aguirre recibieron penas de 8 años por el mismo delito.

El horror cotidiano que vivía Mónica

Durante el juicio, unas 40 personas declararon, permitiendo reconstruir el vínculo violento y de sometimiento que Mónica mantenía con Hugo Pérez. Antes de conocerlo, Mónica no ejercía la prostitución: se dedicaba a la venta de productos de panadería junto a su familia. Conoció a Pérez cuando él estaba en prisión, y tras su liberación en 2016 comenzaron a convivir. Poco tiempo después, él empezó a explotarla sexualmente, según relataron varios testigos. Mónica trabajaba en las esquinas de San Lorenzo y Amenábar o Urquiza y Moreno, donde era vista en distintas franjas horarias, siempre bajo el control de su pareja.

Distintos testigos, familiares y amigas contaron que Mónica intentó en varias ocasiones alejarse de Hugo Pérez. Se refugiaba en casa de su madre o amigas, pero regresaba luego de recibir amenazas. “Ella vino una vez corriendo, con los brazos marcados, diciendo que él la quería matar”, declaró una amiga cercana, que también fue testigo en el juicio. El tribunal valoró estas declaraciones como prueba contundente del sometimiento y violencia que padecía la joven.

Más que una víctima: un sistema que falla

El caso de Mónica Aquino no solo revela una historia de violencia y explotación, sino también un Estado que, según denuncian sus allegados, no supo o no quiso actuar a tiempo. La falta de información oficial sobre el estado actual de la búsqueda alimenta el enojo de una familia que no baja los brazos. Mientras tanto, las sospechas de un posible femicidio siguen latentes, y el nombre de Mónica se suma a la dolorosa lista de mujeres desaparecidas en la provincia de Santa Fe.

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